“La principal capacidad de Didier Ruiz es la de escuchar. La de emocionarse con los recortes de vida (y la proximidad con la muerte) de ancianos mayores de 75 años. Ya nunca más volverán a presentarse en ninguna parte conjuntamente en escena. Es el precio para garantizar la frescura y la verdad. […] Dale recuerdos es un espejo que avanza los pensamientos del público. Los intérpretes más adultos explican su pasado o sus manías y desde platea se puede proyectar en cómo será la propia vejez. Hay los recuerdos que se dicen y está el otro, que los escucha y los revive íntimamente.“

“Didier Ruiz, también él hijo de inmigrantes de Juneda, articula la propuesta en una meticulosa selección de fragmentos de la vida de los protagonistas que en su conjunto dibujan un retrato intermitente de las raíces rotas, de la dureza de sus vidas, de algunas alegrías y del desequilibrio emocional que produce no ser ni de un sitio ni de otro. Cada pequeño y breve testimonio sobre la muerte, el amor, el dolor y los orígenes es una pincelada sobre un cuadro que se llena de los elocuentes silencios de las cosas no dichas y que proyectan el perfil humano de sus protagonistas. Y, claro, es un retrato impregnado de tristeza porque no han sido triunfadores sino luchadores en un mundo arisco de humanismo.”